1. Tirano.
Como miembro del ejército de Alejandro de Macedonia, Kineas ha sido testigo de las acciones del dios de la guerra: escenas de heroísmo, como salidas de la mente de Homero, y otras de horror, más tenebrosas que sus propias pesadillas.
Dos coronas de laurel, así como algunas cicatrices que perdurarán por siempre, reconocen su valor al mando de la caballería griega. Pero, al regresar a Atenas, Kineas encontrará que la recompensa a los servicios prestados no es la gloria sino la vergüenza y el exilio. Sin nada más que su reputación militar, Kineas accederá a conducir un grupo de veteranos hacia la ciudad de Olbia cuyo Tirano está ofreciendo dinero a quien entrene a su caballería de élite. Pronto Kineas y sus hombres se verán involucrados en las confabulaciones del Tirano contra sus propios ciudadanos, en tanto que la destrucción amenaza a Olbia desde fuera. Mientras Alejandro ha estado conquistando el mundo, Macedonia se ha tornado hambrienta de oro y grano, y Olbia está en su camino. Kineas se enfrente entonces a la máquina de guerra más mortifica que jamás haya existido con un ejército recién entrenado, un puñado de mercenarios y los imprescindibles escitas, antiguos aliados de Olbia. Apesadumbrado por las oscuras profecías de una vidente escita y perseguido por una deslumbrante mujer guerrera cuyo amor podría traer la muerte, Kineas deberá urdir un osado plan a fin de evitar el destino que los dioses parecen haber preparado para él.
2. Tormenta de flechas.
Kineas de Atenas ha recorrido un duro y sangriento camino desde que comandó la caballería ateniense en la campaña de Alejandro Magno contra los persas.
Ahora que las viejas heridas le producen dolores atroces y sus sueños están poblados de compañeros de armas muertos, por fin puede darle la espalda a la guerra y escapar de un destino como mercenario. La princesa guerrera Srayanka, del clan de los Manos Crueles, lleva en el vientre un hijo suyo, y una vida nueva aguarda a nuestro héroe en las fértiles costas del Euxino. Pero lejos de allí, al otro lado del mar de hierba, Alejandro sigue empeñado en la conquista del mundo. Sus ejércitos en Afganistán están listos para aniquilar a los escitas orientales si estos no se someten. El honor obliga a Srayanka a luchar con los hombres de su clan contra «el monstruo», y Kineas sabe que no tiene más remedio que seguirla y enfrentarse al que ha sido ala vez su héroe y su perdición. Conducir un ejército en tan épica marcha, atravesando territorios hostiles hacia los confines del mundo conocido, pondrá a prueba la destreza y el coraje de Kineas hasta límites insospechados. Y aguardándole al final del viaje habrá un hombre a quien antaño adoró, el hombre cuyas falanges han hecho morder el polvo a cuantos ejércitos se ha enfrentado y cuyas victorias lo han convertido en un dios.
3. Juegos funerarios.
Tras la muerte de Alejandro Magno en Babilonia, el mundo se ha convertido en un gigantesco campo de batalla en el que sus generales se disputan el inmenso imperio por él creado.
Elegir bando, y saber cuándo cambiar, es un asunto de vida o muerte, pero a veces ni siquiera alinearse con los vencedores garantiza la supervivencia. Los gemelos Sátiro y Melita, herederos de un próspero reino a orillas del mar Negro, tienen que aprender deprisa esta lección cuando una infame traición los convierte en desesperados fugitivos. Acompañados por su preceptor, el espartano Filocles, deben emprender un peligroso viaje hacia el oeste, con unos implacables asesinos pisándoles los talones, esperando hallar refugio en Alejandría, la ciudad más extraordinaria del mundo antiguo. En medio de la tormenta y convertidos en peones de la enmarañada red de alianzas y conspiraciones que conducirá a un monumental enfrentamiento final, Sátiro y Melita tendrán que volverse adultos sin dilación y atender a la llamada del destino.
4. El rey del Bósforo.
En el libro anterior de la saga, Tirano. Juegos funerarios, los gemelos Sátiro y Melita, herederos de un próspero reino a orillas del mar Negro, son obligados a exiliarse tras el asesinato de su madre a manos de Herón, un antiguo camarada de su padre.
Ahora Herón gobierna el reino que les pertenece, pero no sabe que Sátiro y Melita se han endurecido en las batallas libradas por los sucesores de Alejandro Magno. Esta vez, en cuanto reúnan sus fuerzas nada ni nadie les impedirá planear su venganza.
5. Destructor de ciudades.
Una novela ambientada en la mayor guerra de la historia de la humanidad.
Hacia 305 a. C., dos hombres se enfrentaron por la hegemonía del Mediterráneo: Tolomeo, señor de Egipto, y Antígono el Tuerto, señor de Asia. Y, entre ambos, la estratégica isla de Rodas y la ciudad fortificada del mismo nombre, que ninguno podía permitirse ceder al enemigo. Para Demetrio, el inteligente aunque jactancioso hijo de Antígono, Rodas era una presa que debía tomarse a toda costa. Rodeada por su poderosa flota, con su ejército acampado ante las murallas y las más ingeniosas máquinas de sitio jamás construidas apuntando hacia ella, la ciudad parecía condenada a sucumbir. Pero atrapado tras sus murallas había un hombre resuelto a salvarla de la destrucción. Un hombre con la valentía y la visión para volver las tornas contra Demetrio y su abrumador poderío militar. Un hombre que, apoyado por sus amigos más íntimos y la mujer a quien ama, sencillamente no puede permitirse fracasar. Un hombre llamado Sátiro.
¡LO NECESITO!
6. Lucha de reyes.
El descomunal y mortífero conflicto entre los antiguos generales de Alejandro Magno en la lucha por dominar su imperio ha llegado a un punto muerto cargado de tensión.
Lisímaco, sátrapa de Tracia; Casandro, rey de Macedonia; Tolomeo de Egipto; Antígono, señor de Asia; Seleuco, señor de Babilonia; ninguno parece capaz de asestar el golpe definitivo. Incluso Estratocles, el astuto ateniense que siempre da la impresión de ir dos jugadas por delante, se ha visto traicionado inesperadamente. Con su vida —y la de la ciudad a la que sirve— pendiente de un hilo, ha llegado la hora de poner otra ficha en el tablero. Pues escondido en las remotas montañas de Hircania hay un muchacho que lo podría cambiar todo: Heracles, el hijo de Alejandro.
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